Hoy en día es muy normal que veamos mujeres compitiendo en las olimpiadas, o que para cada deporte haya equipos femeninos, pero esto es relativamente nuevo. Los deportes también han sido una lucha por la equidad de género desde hace siglos, hoy por hoy se considera normal en la mayoría de países que participemos en competiciones profesionales o hagamos deporte por nuestra salud y por afición, gracias a mujeres de la antigüedad que no se quedaron en casa, de brazos cruzados, mirando cómo sólo los hombres se ejercitaban.
Este difícil y largo camino comenzó hace más de 2,000 años en los Juegos Olímpicos de la Antigua Grecia, donde sólo podía haber participantes del género masculino y no sólo eso, las mujeres casadas tenían prohibido el acceso, mientras que las solteras podían ser espectadoras.
Un buen día, las mujeres griegas decidieron inaugurar sus propios juegos llamados “Juegos Hereos”, en honor a la diosa Hera. En ellos se practicaban carreras divididas por grupos de edad, corrían con el cabello suelto y vestían una túnica hasta la rodilla descubierta del hombro derecho hasta el pecho.
Más adelante, en Europa durante la Edad Media, las mujeres tenían rotundamente prohibido realizar cualquier clase de actividad física, sólo las de clase alta a veces podían participar en cazas. Pero mientras tanto en China se estaba popularizando el cuju, un tipo de futbol muy primitivo; existen grabados que muestran evidencia de esto.
Luego, para 1896 se organizaron las primeras Olimpiadas modernas pero en estas tampoco participaron mujeres, ya que, el COI - Comité Olímpico Internacional (institución organizadora de los Juegos), no permitía que participaran porque consideraba que no tenían las habilidades ni las condiciones necesarias, y así fue durante varios años más.
Fue hasta que un día, la francesa Alice Milliat -en ese entonces presidenta de la Federación Francesa de Sociedades Deportivas Femeninas- fundó la Federación Internacional de Deportes Femeninos (FSFI) que, durante más de 15 años, tuvo un papel fundamental para la inclusión de la mujer en el olimpismo. Uno de los más grandes logros de esta institución fue la organización de los Juegos Olímpicos Femeninos, cuya primera edición tuvo lugar en París en 1922.
Gracias a que este evento reunía cada vez a más mujeres, el COI se vio obligado a aceptarlas dentro de los Juegos Olímpicos. A pesar de que el progreso no ha sido tanto como quisiéramos, definitivamente la mujer ya tiene un rol mucho más importante dentro de los deportes, también gracias a mujeres que han demostrado que lo tenemos todo para competir.
Aquí algunas mujeres que han dejado el alma en lo que hacen, siendo las mejores y superando las expectativas de quiénes dudaban de nosotras:
Kathrine Switzer
Primera mujer que corrió de forma oficial el maratón de Boston en 1967, a pesar de que este seguía reservado únicamente para hombres.
Nadia Comaneci
Primera atleta en la historia en conseguir una calificación de 10 en una competición olímpica de gimnasia artística.
Gertrude Ederle
Campeona olímpica de natación que fue la primera mujer en cruzar a nado el Canal de La Mancha en 1926, tardó 14 horas y 34 minutos.
Edurne Pasabán
Primera mujer en el mundo en coronar los 14 ochomiles (14 montañas de más de ocho mil metros de altura), y la vigésimo primera persona del mundo en hacerlo.
Dawn Fraser
Primera mujer en nadar los 100 metros libres en menos de un minuto en 1962 (59.9 segundos). En 1964 rebajó su marca hasta 58.9 segundos.
Charlotte Cooper
Tenista profesional, fue la primera mujer en ganar un título olímpico y lo hizo en los Juegos Olímpicos de París 1900.
Ellas son la perfecta inspiración y el más grande ejemplo de que puedes lograrlo TODO.
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